El césped artificial puede instalarse sobre casi cualquier superficie, pero cuando se trata de colocarlo directamente sobre tierra, no todos los modelos ofrecen el mismo rendimiento. Elegir el tipo correcto es esencial para evitar hundimientos, deformaciones o un desgaste prematuro. En este artículo te ayudamos a tomar una decisión informada según el uso y el entorno.
Instalar sobre tierra: condiciones especiales
La tierra, a diferencia del hormigón o de otras bases sólidas, es una superficie viva que se expande, contrae y absorbe humedad. Esto implica que el césped artificial que se instale sobre ella debe tener ciertas características para adaptarse a estas condiciones sin deteriorarse.
Una buena opción son los modelos de fibra monofilamento, que ofrecen mayor resistencia al tránsito y mejor recuperación tras la pisada. También es recomendable elegir un backing (base del césped) perforado, que favorezca el drenaje natural y evite acumulaciones de agua tras la lluvia.
Altura y densidad: lo que sí importa
Para instalar sobre tierra, es preferible optar por un césped de entre 30 y 40 mm de altura, con buena densidad de puntadas. Esto proporcionará un aspecto más tupido y amortiguará pequeñas irregularidades del terreno. Además, una mayor densidad mejora la resistencia al uso diario, especialmente si se trata de zonas de juego o paso frecuente.
La instalación marca la diferencia
Más allá del tipo de césped, la instalación es clave. La tierra debe estar compactada, nivelada y cubierta con una capa de grava o arena para evitar hundimientos. También debe colocarse una malla antihierbas. Solo así el césped elegido, por muy bueno que sea, podrá rendir al máximo.
Conclusión
Elegir el césped artificial adecuado para instalar sobre tierra no solo mejora el aspecto visual, sino que garantiza durabilidad y confort. Apuesta por modelos resistentes, drenantes y con buena densidad, y acompáñalos de una instalación bien preparada para disfrutar de un jardín perfecto.